William: rap, verdad y familia en el corazón del hip hop

Del underground a las canciones más íntimas, el rapero local celebra cinco años de carrera y mantiene viva la esencia del hip hop.

En Villa Mercedes, cuando se habla de rap auténtico, tarde o temprano aparece un nombre: William. Forjado en la movida underground, supo ganarse el respeto en batallas, escenarios chicos y grandes, y en la memoria de quienes lo escucharon decir lo que muchos callan.

Durante años fue parte de Real 3D, grupo con el que recorrió plazas y escenarios locales, hasta que en 2020, en plena pandemia, decidió iniciar un camino como solista. “No fue una ruptura; fue una necesidad. Sentía que había mensajes que debía dar desde mi propia voz, con mi propio ritmo”, cuenta.

Ese paso lo dio acompañado de quienes siempre estuvieron: DJ Iván, Marcos Ponce y Enzo Soria en la producción. “El equipo es familia. Me conocen, saben lo que quiero decir y cómo quiero que suene. No hay que explicarles el código”, afirma.

Como solista, William encontró una libertad creativa que lo llevó a romper estructuras: “En un grupo tenés que coordinar compases, estilos, tonos. Solo, puedo componer desde la esencia, dejar que la base me lleve y que la letra salga sin filtros”.

Esa libertad se plasmó en canciones como Revancha, escrita en pleno aislamiento, con un mensaje de empatía y resistencia, y Lo que siente mi alma, quizás su obra más personal. En ella, narra episodios de maltrato infantil que había guardado bajo llave durante años. “No lo había contado nunca, ni a un amigo. El rap fue el medio para ponerlo afuera y que otros que pasaron lo mismo sepan que no están solos”.

Pero William no es solo rap de estudio. Vive la cultura hip hop como un compromiso real: organiza el Festival Doggos Hip-Hop, un evento que reúne a artistas locales y de otras ciudades, y que se convirtió en un espacio de encuentro y expresión para la escena. “El rap es guerra, contra el sistema, contra uno mismo, y a veces contra otro rapero. Pero siempre desde lo real, sin máscaras”.

En su última presentación, vivió uno de los momentos más emotivos de su carrera. En medio del show, su hija Lisa, de apenas ocho años, subió al escenario para rapear a su lado. “La vi con una soltura increíble. No le tembló la voz, no dudó ni un segundo. Fue el mejor Día del Padre de mi vida”. Lisa creció escuchando rap desde la panza y hoy ya es parte del equipo, con la promesa de seguir pisando escenarios.

Por ahora, William no tiene fechas confirmadas, pero el verano será clave: planea un show aniversario para celebrar sus cinco años como solista, con invitados especiales y un cambio sonoro que —anticipa— sorprenderá a sus seguidores. “No es abandonar lo que soy, es evolucionar. El rap está vivo, y yo también”.