El reciente asesinato del playero Bruno Bussanich y del colectivero Marcos D’Aloia tiene a la ciudad de Rosario en un profundo estado de conmoción y alarma. Como respuesta a estos trágicos eventos, los vecinos organizaron una protesta masiva por mayor seguridad, expresando su indignación y temor ante la escalada de violencia narco que afecta a la región.

La noche del domingo, cientos de ciudadanos se congregaron en las calles y balcones, participando en un cacerolazo que se extendió por aproximadamente 15 minutos. Desde las 21 horas, el sonido metálico de las cacerolas y los bocinazos de los vehículos resonaron en distintos barrios de la ciudad, incluyendo el centro, el macrocentro, Martin, Pichincha y Echesortu.

La movilización, organizada a través de redes sociales, refleja el profundo descontento y la urgente necesidad de acción por parte de las autoridades frente a la crisis de seguridad que enfrenta Rosario. Los residentes exigen una intervención inmediata de las fuerzas federales para combatir la violencia narco que ha cobrado vidas inocentes y sembraron el miedo en la comunidad.

Bruno Bussanich, el playero asesinado, es recordado como una víctima más de la creciente violencia que azota a la ciudad. Joven y trabajador, su trágica muerte conmovió a toda la comunidad. Junto con su pareja, Jimena López, y su hijo, compartía una vida marcada por su amor por Rosario Central, como lo demostraban sus publicaciones en redes sociales.

El clamor por justicia y seguridad se hace cada vez más fuerte en Rosario, mientras la ciudad lucha por recuperar la tranquilidad y la paz que tanto anhela. La esperanza de los ciudadanos reside en que estas protestas sean escuchadas y que las autoridades tomen medidas efectivas para combatir el flagelo del narcotráfico y devolver la seguridad a las calles de la ciudad.