Un equipo de científicos argentinos liderado por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Fundación Instituto Leloir ha realizado un descubrimiento que podría abrir nuevas puertas en el tratamiento del Alzheimer, la principal enfermedad neurodegenerativa a nivel mundial. El estudio, publicado recientemente, identificó perfiles inflamatorios característicos en las diferentes etapas de la enfermedad, lo que sugiere que la inflamación crónica juega un papel central en su desarrollo.
La investigación, dirigida por Laura Morelli, investigadora del CONICET y jefa del Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración, se centró en el rol de las células de la neuroglía, específicamente los astrocitos y la microglía, que regulan las respuestas inflamatorias en el sistema nervioso central. Estas células secretan citoquinas, sustancias que pueden pasar al torrente sanguíneo cuando la barrera hematoencefálica se ve afectada, un fenómeno común en pacientes con Alzheimer.
El estudio, de carácter multicéntrico y colaborativo, incluyó a profesionales de hospitales de Argentina y España, y analizó los niveles de 30 citoquinas y quimiocinas en sangre de personas mayores de 60 años, agrupadas en tres estadios clínicos: cognitivamente sanos, con deterioro cognitivo leve y con diagnóstico de Alzheimer. Los resultados mostraron que cada grupo presentaba un perfil inflamatorio distintivo, lo que refuerza la idea de que la inflamación es un factor clave en la progresión de la enfermedad.
“Estos hallazgos destacan el papel central de la inflamación en la progresión del Alzheimer y abren la posibilidad de diseñar terapias que modulen esta respuesta para frenar la enfermedad”, afirmó Morelli.
