San Cayetano: fe, trabajo y pan en tiempos difíciles

La devoción al santo surgió en Argentina durante una fuerte crisis económica

Miles de fieles se congregarán este jueves en distintos puntos del país para conmemorar el Día de San Cayetano, una fecha que año tras año convoca a quienes buscan agradecer o pedir por pan y trabajo. El epicentro será, como siempre, el Santuario de Liniers, en la Ciudad de Buenos Aires.

La celebración se lleva a cabo cada 7 de agosto, en memoria del fallecimiento de Cayetano de Thiene, ocurrido en 1547. Aunque el santo es originario de Italia, fue en Argentina donde se consolidó su figura como patrono del trabajo, a partir de una iniciativa pastoral que tomó fuerza en medio de una profunda crisis económica.

Origen del patronazgo laboral

La devoción a San Cayetano como intercesor ante la falta de empleo surgió durante la década del 30, en el marco de las consecuencias locales de la crisis de 1929. El párroco Domingo Falgioni, entonces director espiritual de los Círculos de Obreros Católicos, impulsó la imagen del santo como referente de quienes atravesaban dificultades económicas.

Falgioni promovió una estampa en la que San Cayetano aparece con el niño Jesús y una espiga de trigo, elementos que simbolizan la provisión y el sustento. La figura del santo se volvió emblema entre los sectores populares, y su imagen se expandió con rapidez por toda la Argentina.

Nacido en Vicenza (Italia) en 1480, Cayetano de Thiene provenía de una familia acomodada. Se formó en Derecho en la Universidad de Padua y más tarde se trasladó a Roma, donde fue secretario del papa Julio II. Luego de la muerte del pontífice, se ordenó sacerdote en 1516. Fue fundador del Oratorio del Amor Divino y de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, una congregación que promovía la vida austera y la renuncia a los bienes materiales.

El santuario de Liniers, punto de encuentro

En la Argentina, el principal lugar de devoción es el Santuario de San Cayetano, ubicado en Cuzco 150, barrio de Liniers, CABA. Fundado en 1875 por la Sociedad Hijas del Divino Salvador, se convirtió en un espacio emblemático de fe y peregrinación.

Cada año, miles de personas —incluso desde países limítrofes— visitan el templo para agradecer o pedir por una mejora en sus condiciones de vida. Durante la jornada, las puertas permanecen abiertas para recibir a los fieles, que esperan horas para tocar la imagen del santo y dejar sus ofrendas.