En su más reciente entrega de Análisis Bien Argentino (ABA), el comunicador Rosendo Grobo abordó una pregunta que vuelve tras cada derrota electoral: ¿puede morir el peronismo?
Según su análisis, pese a las crisis internas y las derrotas históricas, el movimiento fundado por Juan Domingo Perón continúa resistiendo. Grobo identifica tres razones principales que explican su persistencia: su rol en la gobernabilidad, su capacidad camaleónica y su raíz identitaria profundamente argentina.
🔹 Gobernabilidad o caos
Grobo señala que el peronismo ha instalado una idea difícil de revertir: “sin el peronismo no se puede gobernar”. Desde 1983, solo un presidente no peronista, Mauricio Macri, logró completar su mandato. Para el analista, esa estructura de poder —con sindicatos, movimientos sociales e intendentes del conurbano— se volvió una red que ordena y desordena según convenga.
🔹 La elasticidad ideológica
La segunda clave, afirma Grobo, es su capacidad de adaptarse a cualquier contexto. “El peronismo puede ser todo al mismo tiempo: conservador y revolucionario, estatista y neoliberal”, explica. Esa flexibilidad le permitió sobrevivir a los cambios de época y mantener siempre un pie en el poder y otro en la calle.
🔹 Una identidad argentina
Finalmente, el analista sostiene que el peronismo trasciende lo político: es una identidad nacional, una “sinfonía de un sentimiento”, como decía Leonardo Favio. “Es tango, fútbol, fe y bronca. Es nuestra contradicción hecha política”, resume. Sin embargo, advierte que cuando esa identidad se vuelve mito, corre el riesgo de devorarse a sí misma.
Grobo concluye con una reflexión abierta: “El peronismo puede ser una fuerza que ordene o una que siga desordenando. ¿El futuro argentino será con o sin peronismo?”.
