La consagración de Rosario Central como campeón del fútbol argentino abrió un nuevo frente de críticas hacia la conducción de la AFA, no por la calidad del equipo dirigido por Ángel Di María, sino por la modificación “sobre la marcha” del reglamento. La decisión se tomó con la temporada regular ya finalizada, sin que siquiera el propio club supiera que había un título en juego. La preocupación radica en la falta de previsibilidad: las normas, señalan, están para cumplirse.
Bajo la presidencia de Claudio “Chiqui” Tapia, la AFA acumula cuestionamientos por decisiones que, según dirigentes y especialistas, se toman sin respetar las formas. El episodio del jueves en Puerto Madero es ilustrativo: mientras el plantel de Central aguardaba en otra sala, los dirigentes discutían el calendario 2026, el formato de competencias y la presentación de un nuevo producto: el “Campeón de la Liga”, destinado a premiar al equipo con más puntos en la tabla anual.
Hasta ahí, un debate estructural. Pero al cierre del encuentro, Tapia puso sobre la mesa la propuesta de coronar a Rosario Central bajo ese mismo criterio… aplicado de inmediato. Según el acta que circula desde esa noche, la iniciativa fue aprobada tras un “breve debate”, sin objeciones. El concepto de “unanimidad” surge de ese silencio: nadie se opuso.
Horas más tarde, Estudiantes de La Plata publicó un comunicado asegurando que no hubo votación. No es falso: dirigentes de otros clubes admitieron en off que Tapia planteó su propuesta y nadie tomó la palabra. “El que calla, otorga”, resumió un directivo. El presidente de Banfield, Matías Mariotto, confirmó en X que nadie objetó la moción, al igual que Hernán Arboleya, de Lanús, quien destacó el cierre “con un fuerte aplauso”.
El interrogante es por qué una decisión que generó malestar en gran parte de la hinchada no encontró resistencia dirigencial. La respuesta: la construcción de poder que Tapia viene consolidando desde hace años. Referentes históricos ya no alzan la voz y dirigentes que antes cuestionaban públicamente a la AFA hoy posan alineados.
Tapia mantiene prestigio por su rol en el resurgimiento de la Selección Argentina, que alcanzó su punto más alto con el Mundial 2022. Pero ese capital, remarcan críticos, no debería justificar el deterioro interno: un torneo con bajo nivel, fallos arbitrales inconsistentes, uso desigual del VAR y un calendario que provoca largos parates para algunos equipos.
En ese contexto, la consagración de Central —por vía administrativa— se suma a un clima de desconfianza creciente. Para muchos hinchas, verdaderos sostenes del fútbol argentino, el título “por escritorio” ensucia lo que debería ser incuestionable. Ángel Di María, referente mundial, no necesitaba una estrella otorgada fuera de la cancha. El riesgo, advierten, es que la paciencia popular empiece a agotarse.
