El Presupuesto 2026 propone derogar el inciso 1 del Artículo 4° de la Ley 27.565, que destinaba un porcentaje progresivo de los ingresos nacionales al Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF). Esa norma, impulsada por Agustín Rossi, aseguraba un financiamiento constante para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas.
Con la eliminación, el fondo queda atado a donaciones privadas y a financiamiento externo, lo que pone en duda la sostenibilidad del programa de los F-16, recientemente adquiridos bajo el esquema de Ventas Militares al Extranjero (FMS).
El especialista en Defensa y docente de la UBA, Sergio Eissa, remarcó que esta decisión recuerda a la crisis de 2001, cuando se redujo el presupuesto de las Fuerzas Armadas. “La pregunta es cómo se va a sostener la operación de los F-16. Con la caída real del presupuesto, ¿cómo se van a entrenar los pilotos si no hay garantías para cubrir combustible, repuestos o mantenimiento?”, cuestionó.

La medida se suma al malestar militar por la crisis en la obra social, la falta de cumplimiento en la política salarial y los problemas estructurales de organismos como Coviara, el Dámaso Centeno y el Hospital Naval.

Eissa advirtió que, sin el FONDEF, las compras estratégicas de equipamiento quedan supeditadas a financiamiento externo, lo que pone en duda no solo el futuro de los F-16, sino también el resto de las necesidades de las Fuerzas Armadas.
