Milagros Belizán: El crimen que reabrió el debate sobre la imputabilidad de menores

Dos niños de 7 y 9 años, acusados de estrangular a una niña de 2 años en 2008

El crimen de Milagros Belizán, una niña de apenas dos años, conmocionó a la localidad de Almirante Brown en 2008. El caso, que involucró a dos menores de 7 y 9 años como presuntos autores del homicidio, reabrió el debate sobre la baja en la edad de imputabilidad en Argentina, un tema que sigue vigente en la agenda pública.

El 18 de mayo de 2008, el cuerpo sin vida de Milagros fue encontrado en un terreno baldío del barrio San José. Presentaba signos de golpes y un cable de televisión alrededor del cuello, lo que indicaba que había sido estrangulada. La investigación reveló que los responsables eran dos hermanos, vecinos de la víctima, quienes la habrían llevado al lugar y cometido el crimen.

Según el informe de autopsia, Milagros murió por asfixia mecánica. Aunque inicialmente se sospechó de un adulto, los testigos y la confesión de uno de los niños involucrados confirmaron la participación de los menores. Los hermanos, de 7 y 9 años, habrían actuado con conciencia de sus actos, según los peritos psiquiátricos que los evaluaron.

La jueza Marta Pascual, del Tribunal de Menores de Lomas de Zamora, destacó que los niños presentaban un trastorno disociativo, combinando actos de ternura con episodios de violencia extrema. “Comprendían lo que hacían”, afirmó la magistrada, quien también señaló que probablemente replicaban conductas violentas observadas en su entorno familiar.

A pesar de las pruebas y la confesión, la familia de Milagros nunca aceptó del todo la versión oficial. Analía, una de las hermanas de la víctima, cuestionó cómo los niños pudieron atar el cable con tal precisión y acceder a un terreno con un portón de dos metros de altura. “No creo que hayan actuado solos”, expresó.

El caso no llegó a juicio debido a la minoría de edad de los implicados, lo que generó indignación en la comunidad. Los hermanos fueron enviados a un hogar de menores, y no se supo más de ellos. La madre, descrita como una mujer con problemas de adicción y violencia, tampoco volvió a ser vista en el barrio.

El crimen de Milagros Belizán no solo dejó una familia destrozada, sino que también expuso las grietas en el sistema de justicia y la necesidad de abordar la violencia en edades tempranas. A más de una década del hecho, el dolor y las preguntas sin respuesta siguen vigentes.