
Durante la campaña electoral se habló mucho de inseguridad, y los medios apuntaron a la justicia. Personalmente, creo que buscar culpables en vez de soluciones es una pérdida de tiempo, y cada día que se pierde, se comete un delito más en la ciudad. Y cuando hablamos de soluciones, siempre va a ser mejor prevenir un delito que castigarlo. Desde la justicia, el reclamo que más se escucha es el pedido de autonomía, que salió especialmente a través del SiJuPu, el Sindicato de Judiciales Puntanos.
El sistema democrático argentino reconoce tres poderes. El pueblo escoge sus representantes del ejecutivo y del legislativo a través del voto directo, sin embargo, el poder judicial no es elegido por voto directo del pueblo. ¿En que impacta esto en las familias puntanas, o argentinas? En mucho más de lo que cree. En los gobiernos provinciales de todo el país es normal que los miembros del poder ejecutivo metan mano en la “rosca política” para poner los jueces que le sirven a sus propósitos. No vamos a ser tan inocentes para pensar que eso no pasa, y tampoco para no entender que el gobierno entrante de cualquier lugar, se encuentra con funcionarios del gobierno saliente, que si se quedan le hacen la vida imposible. Y digo que no vamos a ser tan inocentes, porque todos sabemos que lamentablemente muchos responden a intereses personales o partidarios, en vez de responder al pueblo, que es el verdadero soberano. Entonces, el que cree que en los traspasos de poder entre un gobierno y otro son todas carmelitas descalzas, está equivocado. Eso no sucede ni siquiera entre los recambios de un mismo partido. Falta mucho para que funcionarios y clase política recuerden y reconozcan que el pueblo está por encima del interés partidario.
¿Tiene algo que ver eso con la puerta giratoria? Tiene mucho que ver. Desde mi perspectiva, siento que hay falta de comunicación entre poderes, pintado por el clima político. Y la forma de pegarse entre poderes suele ser muchas veces la prensa. Pongo mi corazón y mi pluma para decir que eso está mal. Hace siglos, un hombre llamado Cesare Beccaria dijo: “No es la pena la que previene un crimen, sino la certeza de que este último va a ser resuelto”. Si atacamos las instituciones, ya sea la policía, o el sistema judicial, con noticias de “no atraparon a este” o “soltaron aquel”, lo único que hacemos es fomentar un descreimiento en las instituciones y más delito. No digo con esto que no hay que informar lo que pasa, pero la forma de comunicar tiene mucho que ver con el mensaje que uno quiera dar, y con la intención.
En San Luis, funcionarios del ejecutivo hablan de una puerta giratoria, el sindicato de judiciales hace tiempo pide cambios presupuestarios y de sueldo. Todo esto indica que obviamente una reforma hace falta, porque en el medio de la pelea política quedamos nosotros, el pueblo, quienes sufrimos la inseguridad. El tema es ¿qué reforma se va a hacer?.
La constitución de nuestra provincia dice en su artículo 218:La ley puede organizar un sistema de percepción de gravámenes por el propio Poder Judicial, tendiente a acordarle plena autonomía financiera, económica y funcional.
Ningún gobierno lo ha hecho hasta ahora, ni hablar del monto del presupuesto provincial que corresponde para ello. Entonces, ¿Por qué no soñar que la reforma judicial que quiere hacer el gobernador, le de por fin la autonomía que corresponde? Esto se puede traducir en una policía judicial, en la cantidad de empleados que sean necesarios para el correcto funcionamiento de la justicia, en sueldos acordes a la función, y especialmente en que nunca, nunca más, un gobernador tome el poder judicial como propio. Es increíble que tengamos democracia desde 1983, y aún no se haya cumplido el artículo 218 de nuestra constitución provincial.
Este año, la presidenta de México instituyó la elección de jueces por elección, transformando su país en el más democrático del mundo. El 12 de marzo de este año, en cambio, la ONU se manifestó preocupada por la falta de autonomía judicial en nuestro país y los jueces designados por decretos.
En nuestra provincia, el voto eligió cambiar de modelo, ¿por qué no cambiar bien, después de estas elecciones, y dejar un legado seguro para nuestros hijos? Un legado de tres poderes separados, con autonomía, pero comunicados, que trabajen por la gente. Es difícil, pero si no lo hacemos hoy, no lo hacemos nunca.
