Un día antes de la muerte del Papa Francisco, el pueblo de Concarán celebraba con emoción la reinauguración de su iglesia parroquial, destruida meses atrás por un tornado. Lo que pocos sabían era que el propio Sumo Pontífice había contribuido personalmente con una donación económica para que esa reconstrucción fuera posible.

La historia la reveló el obispo Gabriel Barba durante la misa celebrada el lunes en memoria del Papa. Según relató, el templo “Nuestra Señora de los Dolores” había quedado gravemente dañado tras el paso de un tornado en diciembre de 2023, y los vecinos iniciaron una campaña de donaciones para recuperarlo. Pero con el paso del tiempo, los fondos no alcanzaban.

“Cuando ya no podíamos seguir pidiendo dinero a los vecinos, me comuniqué con el Papa para preguntarle de dónde podíamos sacar dinero para terminar. Y él me tranquilizó, me dijo: ‘Yo te voy a ayudar’”, recordó monseñor Barba. Días después, llegó una donación enviada por Francisco desde Roma, con la cual pudieron completar las remodelaciones.

La reinauguración de la iglesia tuvo lugar el domingo de Pascua, con una misa presidida por el obispo. Los trabajos incluyeron el arreglo total del techo, pintura, conexiones eléctricas, luminarias, pisos y, especialmente, la restauración de la imagen de la Virgen, que fue bajada del altar para ser reacondicionada.

El momento más conmovedor fue cuando los fieles, bajo la lluvia, restituyeron la imagen restaurada de la Virgen de los Dolores a su lugar en el altar. Vecinos la alzaron mientras otros la protegían con paraguas, en una muestra de profunda fe y devoción.

“Esa es una de las pequeñas huellas que deja el Papa en San Luis”, dijo el obispo, destacando la humildad y generosidad de Francisco, quien ayudó sin buscar cámaras ni aplausos.

Horas después de esa celebración, llegaría la noticia desde el Vaticano: Jorge Mario Bergoglio, el papa que llegó “del fin del mundo”, había fallecido a los 88 años, dejando como legado muchos gestos silenciosos como este.

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