La angustia de un remisero de Villa Mercedes por las elecciones: “Nadie llega a fin de mes”

Un remisero de la ciudad nos cuenta su parecer con respecto a las elecciones de Octubre

Esta semana, un miembro de nuestra redacción tomó un remis sobre avenida Mitre, en la zona circundante al hospital Mitre. Inevitable charla, surgió el tema de las elecciones a diputados nacionales. Sin nombres, porque “los compañeros lo gastan”, la charla llegó hasta algunas lágrimas. Nuestro amigo, un hombre ya mayor, delgado, con pelo ondulado y canas, nos dejó una charla con toda la sinceridad de su corazón.

La gente no quiere ir a votar. La gente no llega a fin de mes y tiene que ir a poner un papel para elegir qué argentino va a cobrar millones para rascarse los huevos. ¿Vos escuchaste al diputado que decía que para llegar a fin de mes hay que vender la lancha y los seis autos? La gente no cubre sus necesidades básicas, hermano. Ellos están todos salvados. ¿Sabés cuánto me dura la jubilación?

—¿Cuánto?

Una semana. Yo tengo mi señora enferma. La obra social te reconoce cada vez menos. Con la jubilación de los dos pagamos el mínimo de la tarjeta, la cuenta de la farmacia, hacemos una compra, y se terminó. Se terminó, hermano. Por eso sigo manejando. Yo ya no quiero manejar más, estoy grande, pero no llegamos. Y la calle no está fácil. La gente toma remises las dos primeras semanas del mes, el resto ya no tiene plata. Yo tengo un par de clientes fijos con unos chicos de la escuela con mamá soltera. ¿Sabés lo que le cuesta a esa mujer pagarme?

—Es duro. ¿Usted tiene algún candidato que crea que puede ser distinto?

—¿Candidato? No, ¿qué candidato? Yo fui siempre peronista. Mi papá era peronista, porque Perón le dio trabajo en el ferrocarril. Perón mismo. En esa época los políticos te contestaban las cartas. Ahora a los políticos no les importa nada. Para mi viejo votar era muy importante, y para mí también. Pero ahora no hay a quién votar. El Congreso está lleno de gatos, hermano. Los que quieren entrar también son gatos. Gatos, narcos, estafadores, mentirosos. Ojalá aparezca alguien que nos pueda devolver la esperanza. Pero hoy ninguno viene a pagarme las cuentas en la farmacia. No se puede vivir así.

—¿Qué dice la gente que sube al remis?

Lo mismo que yo. El remís es una sala de terapia de grupo.

—¿Conoce los candidatos?

—Sí, los conozco a todos. En la calle los conocemos a todos. Pero la gente que se sube al remís no tiene idea.

—¿Y qué opinión tiene de los que se postulan?

Que van por el cargo y el sueldo.