
El astronauta James Lovell, protagonista de una de las misiones más recordadas de la historia espacial, murió a los 97 años en Lake Forest, Illinois. Fue comandante del Apolo 13 y autor de la célebre frase “Houston, tenemos un problema”, convertida en ícono cultural.
La NASA lo recordó como un líder cuyo temple transformó una misión al borde del desastre en un ejemplo mundial de ingenio y trabajo en equipo.
Lovell participó en cuatro misiones históricas: Gemini 7, Gemini 12, Apolo 8 y Apolo 13. En 1968, integró la tripulación del Apolo 8, primera misión en dejar la órbita terrestre y viajar hacia la Luna, adelantando a EE.UU. en la carrera espacial contra la Unión Soviética.
Graduado en la Academia Naval de EE.UU. y piloto de pruebas, fue parte del selecto grupo de astronautas conocidos como “los Próximos Nueve”. Se retiró en 1973 y escribió el libro Lost Moon, que inspiró la película Apolo 13.
En abril de 1970, durante el Apolo 13, una explosión en un tanque de oxígeno puso en riesgo la vida de Lovell y sus compañeros Jack Swigert y Fred Haise. Gracias a la pericia de la tripulación y del equipo en Tierra, todos regresaron con vida.
Aunque la frase exacta no fue “Houston, tenemos un problema” —sino “Houston, we’ve had a problem”—, la versión popular se inmortalizó en el cine y en el lenguaje cotidiano como sinónimo de crisis.