El relato de un héroe: Carlos Cachón, el Halcón que despegó de la V Brigada Aérea y marcó la Guerra de Malvinas con su valiente ataque al Sir Galahad
El día que la Fuerza Aérea escribió una página de heroísmo: el testimonio completo de Carlos Cachón sobre el ataque al Sir Galahad
El 8 de junio de 1982 quedó grabado en la historia militar británica como “el día más negro de la flota”. Ese día, cinco aviones A-4B Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) liderados por el entonces primer teniente Carlos Cachón, ejecutaron uno de los ataques más efectivos del conflicto: el hundimiento del buque logístico RFA Sir Galahad y el grave daño al RFA Sir Tristram en Bahía Agradable, en las Islas Malvinas.
En una entrevista exclusiva con “El Potenciómetro”, Cachón reconstruyó cada segundo de aquella misión, revelando los detalles sobre las adversidades técnicas, las decisiones que se debían tomar en tal contexto, y todo le ocurrió luego, con el correr del tiempo después de la guerra.
Dale play a la entrevista en exclusiva con Carlos Cachón y escucha todos los detalles…
Carlos Cachón nació el 5 de agosto de 1952 en San Manuel, partido de Lobería, y pasó su infancia y adolescencia en Colonia Echegaray. Hijo de Eduardo Pedro Cachón, dedicado a la actividad agrícola-ganadera, y María Josefa Etcheverry, docente en Estación Fulton, cursó la primaria en la Escuela N° 38 de La Alianza y parte del secundario en el Colegio Nuestra Señora de Fátima de San Manuel. En 1968, se trasladó con su familia a Mar del Plata, donde finalizó sus estudios secundarios. En 1971 ingresó a la Escuela de Aviación Militar de Córdoba y egresó como alférez en 1974. Tras completar el curso de aviador militar, fue destinado a Mendoza, donde en 1976 y 1977 se entrenó como aviador de combate en la IV Brigada Aérea de El Plumerillo. Luego se unió a la V Brigada Aérea de Villa Reynolds, donde permaneció siete años hasta 1984, destacándose por cumplir una de sus misiones más memorables.
Teniente Carlos Alfredo RINKE,Alferez Hugo GOMEZ,Alferez Ruben VOTTERO Cuclillas Capitan Pablo Marcos CARBALLO,Primer Teniente Carlos Eduardo CACHON
Capítulo 1: “Hágase cargo y condúzcalos a la gloria”
La misión que casi no ocurre : “Todo comenzó como un día normal de operaciones”, relata Cachón. La escuadrilla original constaba de 8 aviones, pero una serie de fallas técnicas redujo al grupo a solo cinco aviones. “El capitán Carvallo, nuestro jefe de escuadrilla, no pudo completar el reabastecimiento de combustible en vuelo. Tampoco pudo hacerlo el primer teniente Filipini” , relato Carlos en la entrevista. Por una falla técnica el teniente Autiero debió regresar por presión de aceite en cero en su motor.
Inmediatamente ante esta situación, el mando recayó en Cachón, quien recuerda las palabras exactas de su superior: “Cachón, hágase cargo y condúzcalos a la gloria”
(1982) El entonces 1º Teniente Cachón está de frente en el centro. A su izquierda el Teniente Rinke, a su derecha, el Alférez Carmona, de espaldas el Capitán Carballo.
Capítulo 2: “Volando bajo el radar literalmente”
La aproximación a las Islas Malvinas fue ejecutada con un perfil de vuelo suicida, diseñado para evitar la detección enemiga. Tal perfil consto volar a una altura de 50 a 80 metros sobre el mar, a una velocidad 450 nudos (833 km/h) y respecto de las comunicaciones, en silencio de radio absoluto.
“Íbamos en formación escalonada a mi izquierda, en completo silencio. Sabíamos que cualquier transmisión sería detectada por los sistemas británicos”, relata Carlos Cachón.
Además del riesgo del enemigo, la meteorología y el clima se convirtió en un desafío extremo: “Atravesamos nubes con lluvia intensa y hasta granizo. En un momento volamos a solo 50 metros de altura, completamente ciegos”.
el A-4B Skyhawk C-222 apodado “El Tordillo” durante el conflicto
Capítulo 3: “El ataque perfecto”
60 segundos que cambiaron la guerra
Al emerger de las nubes, la escuadrilla se encontró con dos helicópteros de reconocimiento y dos buques logísticos desprevenidos. En un momento crítico, Carlos Cachón vio un helicóptero en su mira y disparó, pero solo salieron dos proyectiles antes de que los cañones se trabaron, obligándolo a realizar una maniobra evasiva que debía ser perfecta y brutal:
“Vi un helicóptero justo en mi mira. Disparé los cañones, pero solo salieron dos proyectiles antes de que se trabaran. Tuve que hacer una maniobra evasiva brutal”.
Luego de esto, Carlos junto a su número 2, atacó al Sir Galahad, logrando que tres bombas impactaran en la línea de flotación del buque, mientras que las de su compañero pasaron rozando la cubierta y explotaron entre los suministros en tierra. Al mismo tiempo, los otros tres aviones dañaron gravemente al Sir Tristram.
El resultado fue devastador para las fuerzas británicas: 56 muertos, 150 heridos y la pérdida de equipamiento vital para el desembarco.
Capítulo 4: “El milagro que salvó a la escuadrilla”
Una revelación de la postguerra
Casi cuarenta años después, Carlos Cachón conocería un dato estremecedor: “Un veterano británico que operaba misiles Rapier me confesó que nos tuvo en su mira. Apretó el disparador, pero su sistema se reseteo.
Finalmente, “los misiles no salieron”. dijo. Durante esos 14 segundos críticos en los que intentaron reiniciar el sistema, los cinco aviones lograron pasar. “De haber funcionado, nos hubieran derribado a todos”, reveló Cachón, recordando así el milagro que les salvó la vida.
Los Halcones De izquierda a derecha 1er. Ten Carlos Cachón, Alf. Jorge Barrionuevo, Ten. Carlos Rinke y 1er. Ten Mariano VelascoEl HMS Sir Galahad
Capítulo 5: “El enemigo que se convirtió en amigo”
La historia de Simon Weston
Entre las víctimas del ataque estaba el soldado británico Simon Weston, quien sufrió quemaduras en el 47% de su cuerpo. Años después, su destino se cruzaría con el de Carlos Cachón en un encuentro inesperado. “Recibí una llamada de la BBC. El productor me explicó que Simón tenía pesadillas recurrentes, que en los sueños veía un avión negro, cuyo piloto tenía una capucha y los ojos en llamas. Su entorno familiar no podía ayudarlo y, Weston comprendió que la única forma de encontrar paz era enfrentarse a su pasado y conocer a Carlos Cachón
Es así, que el productor le consultó si estaba dispuesto a colaborar en su recuperación.
Después de analizar la situación, Carlos acepta la propuesta y la primera reunión en Buenos Aires, en 2017, fue un momento de profunda emoción: “Fue durísimo. Lloramos, nos abrazamos”. Luego, en Londres, Cachón conoció a la familia de Weston y descubrieron un detalle asombroso: “Dos de sus hijos llevan los mismos nombres que los míos”.
Finalmente, tras varios años años de encuentros y reflexiones, llegó una verdadera reconciliación con lo ocurrido, donde las palabras de Carlos son conmovedoras: “30 años después del primer encuentro, por fin lo vi reír”.
Carlos Cachón sello esta historia con la siguiente reflexión:
En la Fuerza Aérea aprendí que la guerra no es solo disparar, sino entender que del otro lado hay seres humanos. Simon y yo demostramos que hasta las heridas más profundas pueden sanar”
Simon Weston (der.) y Carlos Cachón (izq.), durante un encuentro junto a sus esposas.
Otro dato emblemático: El casco de vuelo que usó Cachón el 8 de junio de 1982 hoy se exhibe en el Museo de la Aviación Naval Argentina, como símbolo de valor.
Villa Mercedes: el segundo hogar de un héroe de Malvinas
Carlos Cachón y su profundo vínculo con nuestra ciudad
En medio del relato épico sobre su hazaña en Malvinas, Carlos Cachón dedicó palabras emotivas a Villa Mercedes, la ciudad que lo acogió tras la guerra y se convirtió en su “segundo hogar”.
Un amor forjado por el destino
Cachón llegó a San Luis por circunstancias laborales, pero rápidamente adoptó la provincia como propia: “Estoy acá por casualidad. Entré a trabajar en el Banco Nación y me mandaron a Mar del Plata, pero terminé comprando casa en Villa Mercedes. Si no, estaría viviendo allá”.
Sin embargo, lejos de ser un exilio, su radicación en tierras puntanas se transformó en una relación de pertenencia: “A mí me encanta San Luis. Estoy orgulloso de decirlo y de haber estado aquí. Es una provincia que le ha dado muchos héroes a la patria“, destacó evocando a figuras como Pringles.
“Los años más felices” en la V Brigada Aérea
Antes de Villa Mercedes, Cachón había forjado otro vínculo clave con San Luis y su paso por la V Brigada Aérea en Villa Reynolds: “No solo lo recuerdo yo, toda mi familia considera esos años como los más felices de su vida“, confesó con emoción.
Detalló que mantiene vivo ese legado haciendo visitas frecuentes, y contó“Vamos casi todos los meses. A veces nos quedamos 10 días”.
Respecto de una camaradería eterna contó:“Me encuentro con los mecánicos: Jorgito Oliva, Miguel Moyana. Esa gente es espectacular”. Con una filosofía de servicio, “en la Fuerza Aérea todos somos equipo. El piloto solo pone la bomba donde debe ir, pero sin mecánicos, armamento o soldados, no hay misión”.
Un mercedino por adopción
Aunque su corazón sigue ligado a la brigada, Cachón recalca su arraigo en Villa Mercedes: “Cuando voy a la brigada es como volver a casa, pero Villa Mercedes es mi presente. Aquí formé mi vida post-guerra, con efectos que perduran”.