Resultados “excepcionales” arrojó el programa de perforación inaugural en el Macizo del Deseado, provincia de Santa Cruz, donde se reportaron intersecciones de alta ley: hasta 199,3 gramos por tonelada (g/t) de oro en el pozo LM-107A y un sorprendente valor de 8.356 g/t de plata en el pozo LM-108A.
Este hallazgo, que supera ampliamente las proyecciones iniciales, fue anunciado en un contexto donde la cotización internacional del oro retomó su impulso y se ubicó en torno a los US$ 3.319,70 la onza, a agosto pasado.
La perforación no solo ratifica el potencial geológico de la región, sino que alimenta expectativas de un futuro próspero para la minería aurífera y argentífera del país.
“El primer programa de perforación de Astra en La Manchuria indica un sistema de vetas mucho más grande de lo que se había reconocido previamente”, destacó Brian Miller, CEO de Astra Exploration, la firma canadiense que avanza con un programa de seguimiento ya financiado en su totalidad.
La próxima etapa busca delimitar y expandir el potencial del proyecto La Manchuria, perforando más pozos para definir forma, tamaño y ley de los cuerpos mineralizados, con la meta de lograr una estimación de recursos más precisa.
Uno de los puntos más alentadores es la extensión de vetas de alta ley, que siguen desarrollándose hacia el sudeste, incluso por debajo de capas postminerales, lo que amplía las posibilidades de encontrar depósitos mayores en zonas aún inexploradas.
La confirmación de recursos de alta ley en el Macizo del Deseado renueva el interés de inversores globales, consolidando la posición de Argentina como un destino atractivo para la minería, con impacto directo en el desarrollo regional.
Fenómenos similares se registran en el Norte argentino. En Lindero, una mina ubicada a 260 kilómetros de Salta capital, se halló recientemente una reserva inesperada de oro, que se suma a la extracción de cobre iniciada hace más de una década.
Bajo tierra se estiman 84 millones de toneladas de material, con una concentración promedio de 0,6 gramos de oro por tonelada, lo que equivale a más de 11 millones de onzas. La compañía a cargo ya comenzó la extracción gracias a su infraestructura y el respaldo de inversores internacionales.
El economista español Gustavo Martínez, conocido como el “Gurú del oro”, estimó en su visita a la mina Gualcamayo, en San Juan, que la onza de oro podría alcanzar los US$ 5.000 en los próximos años, proyectando para Argentina una “época dorada” gracias a su potencial minero.
A nivel internacional, el oro no deja de mover la economía. Estados Unidos concentra más de la mitad de las reservas globales, seguido por Alemania e Italia, que reclaman la repatriación de lingotes guardados en suelo estadounidense.
En este escenario, Argentina cuenta con 72,4 toneladas, valuadas en US$ 7.836,5 millones, provenientes en su mayoría de Santa Cruz y San Juan.
En San Juan, la mina Hualilán, operada por la australiana Challenger Gold, proyecta iniciar producción este año con unas 2,8 millones de onzas estimadas, mientras que Gualcamayo aportaría cerca de 300.000 onzas anuales.
Gran parte del oro argentino se exporta a Suiza, donde se funde y transforma en lingotes, antes de ingresar a las bóvedas más importantes del mundo, como Fort Knox.
