El mejor alfajor del mundo es argentino y hecho en olla de cobre

Argentina arrasa en el ranking global de alfajores: 19 entre los 20 mejores

Argentina reafirma su liderazgo mundial en el universo del alfajor con un nuevo reconocimiento internacional. El portal gastronómico Taste Atlas, referente global en reseñas culinarias, publicó su ranking actualizado de los 20 mejores alfajores del mundo, y el resultado fue contundente: 19 de los seleccionados son argentinos, incluyendo el primer puesto, que quedó en manos de ‘La Olla de Cobre’, una tradicional marca artesanal de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires.

Fundada en 1978 por el matrimonio de Carlos Gabba y Teresa Fanelli, ‘La Olla de Cobre’ nació con una premisa clara: elaborar alfajores sin maquinaria industrial, utilizando ollas de cobre para cocinar a fuego lento, respetando procesos manuales y recetas tradicionales.

Actualmente, la marca tiene dos locales: el original en Areco y una sucursal en Merlo, San Luis. Esta expansión permite que tanto turistas como locales del Valle del Conlara puedan disfrutar del alfajor consagrado como el mejor del mundo, sin necesidad de viajar a Buenos Aires.

Desde Taste Atlas resaltaron que esta marca “mantiene viva la tradición del alfajor” y valoraron especialmente su receta: masa tipo bizcochuelo blando, abundante dulce de leche repostero, y un baño de chocolate amargo al 70%. Una combinación que refleja distintas regiones del país: masa serrana, dulce de leche costero y chocolate de impronta pampeana.

Con producción nacional y clientela fiel —en su mayoría turistas—, ‘La Olla de Cobre’ también es elegida como souvenir gourmet, expandiendo la presencia del alfajor argentino en el exterior.

Además del ganador, el ranking incluyó otras marcas emblemáticas como Havanna, Cachafaz, Capitán del Espacio y Jorgito, junto con propuestas más recientes como Señor Alfajor, Milagros del Cielo y La Goulue.

El reconocimiento internacional no solo reafirma la supremacía argentina en la cultura del alfajor, sino que también pone en valor la producción artesanal, la identidad regional y la transmisión familiar de recetas que definen a este clásico nacional.