El disfraz es una de las costumbres más características de Halloween , pero su origen tiene raíces mucho más profundas de lo que parece. Si bien la festividad ha adquirido un carácter comercial y lúdico en las últimas décadas, la tradición de disfrazarse viene de un antiguo deseo de protegerse de los espíritus malignos .

Los disfraces como protección.

Se estima que el uso de trajes y máscaras comenzó con el objetivo de ahuyentar a los espíritus . Durante el festival celta del Samhain , que coincidía con el final de la temporada de cosecha y el comienzo del invierno, se creía que los muertos regresaban al mundo de los vivos. Para evitar ser reconocidos y dañados por los espíritus errantes, las personas se disfrazaron de almas en pena , adoptando apariencias fantasmales.

El cristianismo y la unificación de celebraciones.

La tradición de Halloween, como la conocemos hoy, es una mezcla de prácticas paganas y cristianas. La Iglesia Católica, en un intento de cristianizar la fiesta celta, trasladó el Día de Todos los Santos al 1 de noviembre en el siglo VIII, y las vísperas, conocidas como All Hallow’s Eve , se celebraron el 31 de octubre, dando origen al nombre “Víspera de Todos los Santos”. Este movimiento buscaba fusionar la fiesta pagana de Samhain con la conmemoración cristiana de los santos.

La expansión de Halloween y su popularización

A lo largo del tiempo, esta costumbre fue evolucionando y llegó a Estados Unidos de la mano de los inmigrantes irlandeses en 1840. No fue hasta las décadas de 1970 y 1980 cuando Halloween se expandió globalmente, ayudada por el cine, la televisión y el marketing. , convirtiéndose en la celebración moderna que conocemos hoy, donde los disfraces juegan un papel central.

El papel del cine y el marketing.

La proliferación de películas y series sobre Halloween, junto con campañas comerciales, estableció el disfraz como el sello distintivo de esta festividad. Desde entonces, no solo los niños, sino también los adultos, han adoptado esta tradición como una oportunidad para jugar con identidades y explorar mundos fantásticos.

En resumen, la tradición de disfrazarse en Halloween tiene sus orígenes en la protección espiritual y la conexión con el mundo de los muertos, una costumbre que, a través del tiempo, se ha transformado en un fenómeno global de entretenimiento.