
Las orcas del ecotipo D se distinguen fácilmente del resto por su mancha blanca postocular diminuta, su cabeza redondeada y una montura gris poco visible detrás de la aleta dorsal.
Habitan en regiones subantárticas y suelen desplazarse en grupos numerosos, aunque los registros de su presencia son escasos: los únicos eventos previos se documentaron en 1955 en Nueva Zelanda, con 17 animales, y en el Estrecho de Magallanes, con 9 ejemplares.
El equipo realizó necropsias y tomó muestras de piel y esqueletos para su análisis en laboratorio. Los resultados iniciales indican que ninguno de los 26 animales mostró signos de interacción humana —como cortes por hélices, colisiones o marcas de redes—, lo que sugiere un varamiento natural ocurrido de manera simultánea.
Las científicas continúan recolectando información para determinar las causas del suceso y profundizar en el conocimiento de esta población enigmática de orcas. Además, solicitaron a la comunidad no alterar los ejemplares varados, a fin de preservar la evidencia y garantizar la continuidad de los estudios.