Desde este sábado 1 de noviembre, el Gobierno nacional puso en marcha la “normalización” del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), una medida incluida en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que apunta a reducir subsidios y fomentar la competencia entre privados dentro del sistema energético.
El plan oficial prevé subas en las tarifas de luz y gas, la eliminación de la mayoría de los fondos fiduciarios —excepto el destinado a zonas frías— y la creación de un esquema de precios reales en la energía. La medida fue formalizada mediante la resolución 400/2025, en línea con la Ley Bases.
El secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, explicó ante la Comisión de Presupuesto del Congreso que la meta es bajar los subsidios del 0,6% al 0,5% del PBI en 2026. Según el esquema, los hogares de altos ingresos pagarán la tarifa plena, los medios el 67%, y los bajos el 43%. En promedio, el usuario residencial pasará de cubrir el 53% al 67% del costo mayorista.
Precios libres y competencia privada
El nuevo marco establece que los generadores térmicos deberán adquirir sus propios combustibles, mientras Cammesa mantendrá funciones de administración y despacho, y actuará como proveedor de última instancia. Además, se implementará un mercado a término para energía y potencia, con contratos directos entre generadores, distribuidoras y grandes usuarios.
La secretaria de Energía, María Tettamanti, señaló que el calendario de reformas busca “descentralizar la gestión de combustibles y la contratación de energía”, condicionando su éxito a la estabilidad fiscal y cambiaria.
En paralelo, el Ejecutivo prepara una licitación de US$ 1.100 millones para ampliar la red de transmisión eléctrica en el AMBA, bajo el modelo de concesión pública con financiamiento privado.
Desde el sector privado, admiten que la competencia podría mejorar los precios a mediano plazo, aunque anticipan una etapa de transición con mayores costos. En tanto, el Gobierno reconoce que el verano será desafiante por posibles picos de demanda y eventuales cortes, aunque insiste en que el camino elegido permitirá un sistema energético más sostenible y previsible.
